26 mayo 2006

5, 4, 3, 2, 1... Basta.


Cuando pongo plazos, generalmente los cumplo, sobretodo si hay algo de lo que me quiero deshacer.

Esta vez dije fines de Mayo, y ya llegó la hora de los descuentos, convencida de que estoy en lo correcto. Esta vez es definitivo aunque nunca pensé hacerlo.
No es de envalentonada ni de arrebato, es una decisión, de esas que evito tomar, que pateo hasta última hora esperando que las cosas sucedan para no tener mucho que hacer.

No ha pasado mucho, y eso me llevó a tomar una determinacion que si bien puede causar estragos en mi vida, ya no me destruyó. A veces pienso que el hecho de creer que tenía todo tan claro era realmente no saber nada. De nada.

Ahora tampoco me manejo en el tema, estoy aprendiendo.

Antes de los 30 años quería hacer un montón de cosas como metas, entre las cuales no estaba fracasar. Y así es la vida, dejándome ver que no todos estamos destinados al aprendizaje fácil; más bien, he sido hija del rigor.

Y ahora, cuando ya estoy deshaciendome de todo lo que no es mío, siento una puntada.
¿Rabia?, ¿Odio?, ¿Rencor?.
No.
Siento pena, pero no es por mi.
He dicho.

Pata

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Mi Gato Guardián