
Hace ya unos años, cuando comencé a trabajar, la conocí; ella se transformó en mi amiga, y fuimos compañeras en otros trabajos.
Compartimos la vida a diario por años, y luego de esas cosas que pasan, perdimos el contacto, y, cada vez que nos reencontrábamos, nos alegrábamos mucho. Mucho en verdad.
Como esa vez que me habían despedido después de Navidad, (si, 26 de diciembre), y nos encontramos cuando yo me quedaba pegada por minutos mirando a la nada... y apareció mi amiga contándome que en su trabajo necesitaban una persona... ¿coincidencia?.
Por fin hoy pudimos hablar, y me alegro de saber que por más que pasen años, tiempo, hijos, (ella está por tener a su tercer bebé la próxima semana), el lazo sigue.
Agradezco tener a mis amig@s, que si bien con los años son menos, son suficientes para no sentirme sola. Y eso no es poco.
P.