16 agosto 2006

Espina

¿Hay algo más desagradable que enterrarse una espina?
No se ve, pero se siente, molesta y casi siempre duele.
Si se tiene suerte, sale rapido, pero hay veces que no es posible extraerla, y... ahí sigue recordándonos que el acto de caminar, tan reflejo, se vuelve incomodamente planificado.

En la vida diaria camino con espinas incrustadas, y, con el paso del tiempo se han ido mimetizando conmigo.
Hay otras que van recordando lo que deseo olvidar por salud mental. Una por una, ya quedan menos, pero hay que ser valiente pues la herida generalmente es grande.

Ahora lo que me atormenta no es una espina sino un esguince, gracias al cielo no fue fractura. Otra más no, por favor.
P.

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Mi Gato Guardián